¿Qué es la diabetes gestacional?
La glucosa es la fuente principal de energía para el organismo. Durante el proceso de digestión se libera la glucosa contenida en los alimentos ingeridos y pasa a la sangre para ser distribuida por el cuerpo. Para que las células de los distintos órganos y tejidos puedan tomar este azúcar circulante es necesaria la presencia de la insulina, una hormona liberada por las células beta del páncreas que se encuentra estrechamente regulada por los niveles de glucosa en sangre o glucemia.
La diabetes es una patología caracterizada por una presencia anormalmente elevada de azúcar en sangre. Estos altos niveles pueden ser consecuencia de una deficiencia en la producción de insulina, o de un mal funcionamiento del proceso llevado a cabo por la misma. En función de su causa se pueden distinguir dos tipos de diabetes:
➧Diabetes mellitus de tipo I, juvenil o insulinodependiente
Este tipo de diabetes, generalmente de origen autoinmune, se caracteriza por unos niveles muy bajos o incluso ausencia de producción de insulina, y suele aparecer en la infancia o en adultos jóvenes. Requiere la administración de insulina de por vida.
➧Diabetes mellitus de tipo II o del adulto
Las células de los individuos con diabetes de tipo II presentan resistencia a la insulina. Este tipo de diabetes aparece por lo común en individuos adultos, y determinadas situaciones constituyen un factor de riesgo fundamental en la aparición de la enfermedad: la obesidad, determinadas enfermedades hereditarias (síndrome de Down, porfiria, síndrome de Klinefelter, síndrome de Turner o hemocromatosis), y algunos trastornos endocrinos y el síndrome del ovario poliquístico, que dan lugar a desequilibrios que pueden desembocar en una insulinorresistencia.
➧Diabetes gestacional
La diabetes gestacional se encuentra incluida normalmente dentro del tipo II de la diabetes mellitus. Suele ser diagnosticada por primera vez en torno a las 24-28 semanas de gestación, y se presenta en un 3-10% de las embarazadas.
A continuación te explicamos a qué se debe su aparición, sus posibles consecuencias para la embarazada, el desarrollo de la gestación y el futuro bebé, y cómo podéis controlarla mediante la dieta.
Causas de la diabetes gestacional
El desarrollo del feto en el cuerpo materno supone un importante gasto de energía; para cubrir esta demanda el organismo necesita modificar la cantidad y forma de asimilación de la glucosa, entre otros mecanismos. Durante los dos primeros trimestres de gestación se produce básicamente el esbozo de todas las estructuras del feto; no hay un crecimiento elevado del feto ni de la placenta. En esta etapa, el cuerpo de la madre se prepara metabólicamente para constituir la reserva energética que dé soporte al crecimiento fetal posterior. Aumentará la ingesta de alimentos, lo cual contribuye a la generación de un almacén de grasa; por otro lado, pueden apreciarse altos niveles de insulina (hiperinsulinemia), y los tejidos maternos presentan una respuesta adecuada a la misma.
En el tercer trimestre el feto comenzará a crecer a gran velocidad a expensas de las reservas maternas. La glucosa será uno de los compuestos requeridos en grandes cantidades (el feto consumirá hasta el 50% de la glucosa de la madre); para facilitar ese aporte al bebé los tejidos de la madre van a expresar ciertos niveles de resistencia a la insulina, de modo que los niveles de azúcar en sangre (y, por tanto, disponibles para el feto) serán mayores.
En estas circunstancias de insulinorresistencia, la embarazada es susceptible a desarrollar diabetes gestacional. En la mayoría de los casos la alteración tiene las características de una diabetes de tipo II (origen no autoinmune) y solo un pequeño porcentaje de la población presenta diabetes pregestacional (aquella diagnosticada antes del embarazo).
Factores de riesgo de la diabetes gestacional
Determinadas circunstancias concernientes a la salud y condición física de la mujer, antes y durante el embarazo, pueden suponer importantes factores de riesgo en la aparición de esta patología, entre ellos:
➧Embarazos en mujeres mayores de 30 años.
➧Mujeres con antecedentes familiares de diabetes o de diabetes gestacional.
➧Presencia de sobrepeso antes del embarazo.
➧Primer hijo con un peso al nacimiento superior a 4 kg, o con un defecto congénito.
➧Mujeres con antecedentes de abortos espontáneos o mortinatos (embarazo en el cual el feto muere en el momento del parto o en la segunda mitad del embarazo).
➧Exceso de líquido amniótico.
➧Hipertensión arterial.
➧Macrosomía fetal.
➧Polihidramnios.
Síntomas de la diabetes gestacional
En las mujeres embarazadas que padecen este trastorno los síntomas pueden ser inapreciables o leves, o manifestarse con la aparición de las molestias típicas de la enfermedad. En los análisis rutinarios pueden detectarse niveles anormalmente elevados de azúcar en sangre y no hallarse ninguna otra evidencia de la enfermedad. Otras pacientes, en cambio, podrán notar algunos de los siguientes síntomas asociados a la diabetes gestacional:
➧Visión borrosa.
➧Fatiga.
➧Sed y polidipsia (gran consumo de agua).
➧Poliuria: incremento de la micción.
➧Náuseas y vómitos.
➧Pérdida de peso.
➧Infecciones urinarias, candidiasis vaginal.
Posibles consecuencias para la madre
Elevada incidencia en trastornos de la concepción (como la implantación inadecuada del embrión en el útero o los abortos espontáneos).
Mayor incidencia de diabetes mellitus en los años posteriores al embarazo.
Posibles consecuencias en el desarrollo del embarazo:
➧Retardo del crecimiento fetal.
➧Elevada incidencia de malformaciones congénitas.
➧Macrosomía: tamaño del feto elevado en relación con su edad.
➧Prematuridad.
➧Muerte fetal intrauterina.
Posibles consecuencias para el bebé
➧Tendencia a la obesidad.
➧Tendencia a dislipemia (alteración de los niveles normales de lípidos en sangre) y diabetes en la edad adulta.
Diagnóstico de la diabetes gestacional
Una de las pruebas rutinarias a las que se somete actualmente a las mujeres embarazadas es un test de despistaje (test que se realizan a individuos aparentemente sanos con el objetivo de detectar a aquellos con un riesgo elevado de padecer cierta enfermedad) denominado prueba de O´Sullivan. Esta prueba consiste en determinar el nivel de glucemia en sangre tras la ingesta de 50gr de glucosa, independientemente del momento del día y de la ingesta previa de alimentos. Un resultado igual o superior a 140mg/dl significará un resultado positivo para diabetes gestacional.
Esta prueba se realiza a todas las embarazadas que se encuentran entre la 24ª y 28ª semana de gestación; en los casos en los que se detecten factores de alto riesgo (madre mayor de 35 años, obesidad, etcétera), la prueba será realizada en el primer trimestre del embarazo.
Si la prueba de O´Sullivan resulta positiva se procederá a realizar una prueba diagnóstica confirmativa mediante sobrecarga oral de glucosa (SOG). Para llevar a cabo esta prueba la paciente debe estar en ayunas y haber seguido una dieta sin restricción de hidratos de carbono en los tres días anteriores a la misma. Antes de administrar la glucosa se realizará una primera extracción de sangre; a continuación la mujer debe ingerir 100gr de glucosa disueltos en agua o en algún otro líquido. Posteriormente se realizarán extracciones a la hora, dos horas, y tres horas siguientes, para medir los niveles de azúcar en sangre. Para evitar resultados alterados, se recomienda que la mujer permanezca en reposo durante el desarrollo de la prueba.
Si dos o más valores de los obtenidos son iguales o mayores a los normales, el resultado se dará como positivo. Si uno solo de los valores es superior, el diagnóstico será intolerancia a la glucosa en el embarazo, debiendo repetirse las pruebas a las tres o cuatro semanas.
Tratamiento de la diabetes gestacional
Una vez diagnosticada, la diabetes gestacional será tratada principalmente mediante la dieta, puesto que los hipoglucemiantes orales están contraindicados durante la gestación. El objetivo de este tratamiento es la regulación del metabolismo materno y el desarrollo normal del embarazo y del parto.
Es importante tener en cuenta la necesidad de ganancia de peso de la madre gestante, sobre todo a lo largo del segundo y el tercer trimestre (350-400gr semanales); por ello, el aporte calórico deberá ser aproximadamente de 30-40 kcal por kg de peso y día. En mujeres obesas el aporte será algo menor, unas 24 kcal por kg de peso ideal y día. Además, se recomienda realizar en torno a seis comidas a lo largo del día (siendo comida y cena las de mayor carga calórica), evitando así situaciones de ayuno, que son poco recomendables durante el embarazo. Un médico nutricionista será el que deba indicar el tipo y la composición de la dieta de la embarazada en función de las características de cada paciente.
Para que la mujer pueda llevar un control de la glucemia se le proveerá de un medidor de glucemia con el que debe realizarse un autoanálisis domiciliario. Con este aparato, la paciente podrá obtener los datos de su nivel glucémico y podrá compararlos con el valor ideal; si este último valor es superado dos o más veces en el transcurso de una o dos semanas, se procederá a instaurar un tratamiento insulínico. La insulinoterapia se aplica solo en aquellas pacientes que no responden adecuadamente a la dieta.
Seguimiento durante el parto
La importancia de la detección de la diabetes gestacional radica, a la hora del parto, en que el hijo de una madre diabética no tratada tendrá elevadas posibilidades de presentar macrosomía (tamaño fetal más grande de lo normal); esto da lugar a traumatismos del parto, distocia de hombros (una vez ha salido la cabeza, los hombros del bebé quedan encajados en el canal del parto), y la necesidad de practicar cesárea en la mayoría de los casos.
En mujeres en las que se ha seguido un tratamiento dietético con resultados satisfactorios no será necesario ningún control especial durante el parto. En cambio, aquellas a las que se les haya tenido que aplicar un tratamiento a base de insulina, deberán ser sometidas a análisis cada hora durante el trabajo del parto para poder administrar cargas de glucosa e insulina en el momento adecuado, y evitar así la hipoglucemia neonatal.
Seguimiento tras el parto
En la mayoría de los casos los niveles de azúcar en sangre vuelven a la normalidad tras el parto. La administración de insulina suele suspenderse en este momento.
A las seis semanas después del parto, se realizará de nuevo la prueba de SOG, mediante la cual se reclasificará a la paciente como normoglucémica (normal), con glucemia basal alterada (en ayunas se detecta una glucemia mayor de la normal), intolerante a la glucosa, o diabética. Si los resultados de la sobrecarga oral son adecuados se pasará a realizar únicamente controles anuales, que son muy recomendables, ya que existe un porcentaje elevado de aparición de diabetes en los años posteriores a un embarazo con este tipo de complicación.
El perfil lipídico también tiende a verse alterado en estas pacientes; para evitar riesgos cardiovasculares asociados es recomendable realizar un seguimiento periódico.
Además de las recomendaciones clínicas, los especialistas aconsejan seguir una dieta equilibrada, evitar el sobrepeso, y realizar ejercicio físico moderado.
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